jueves, 12 de abril de 2007

EDUCACIÓN RURAL



Caminando se les ve a la mayoría,
arrastrando penas y frustraciones,
sueños y alegrías,
que se van acumulando,
en el duro trabajo de cada día.

No hablo de una jornada en que su mano se ponga sucia,
no hablo de una jornada de sol a sol,
hablo de quien día a día con astucia,
debe resolver los problemas con todo su corazón.

Por que tiene más niños a su cargo que los que debiera,
por que los recursos no están,
por que si de su palabra dependiera,
la situación ya no estaría tan mal.

Hablo señores del profesor rural,
del docente que debe viajar bastante,
y que en cada día laboral,
pierden de su vida valioso tiempo por viajar a su trabajo tan distante.

Ellos que son medidos por una misma vara nacional,
haciendo competir a sus niños en el simce
pero con una diferencia tan colosal,
como hacer correr una tortuga con un lince.

No doy escusas para no presentar un trabajo de calidad,
y les aseguro que pongo todo mi empeño en hacer lo correcto,
pero los años pasan y mi juventud avanza hacia la caducidad,
y mi cuerpo me exigirá descansar o a la tumba me voy directo.

No vengo a pedir ni a hacer retórica,
no vengo a hacer política ni pedir lo imposible,
solo quiero que analicen la necesidad histórica,
de que la educación rural tiene necesidades terribles.


No esperemos colegas un final de marcha,
no es necesario llegar a la paralización,
levantemos la voz quitémonos la escarcha,
hagamos pacíficamente cambios consecutivos, para avanzar con revolución pacífica hacia la evolución.

No señores! no habrá calidad,
no tendremos de verdad una educación integral,
si primero no tenemos equidad,
y los recursos no ingresan a las escuelas por igual.


Profesor Roberto Farías Bahamondes ©
Licenciado en Educación


Melipilla Marzo 2007